El
año pasado trabajé por primera vez en una empresa de telemarketing, en la que
sus clientes solían ser ONGs. Nuestro trabajo era llamar a los socios y
pedirles que aumentasen la cuota con estrategias de sensibilización. Hasta ahí
todo normal; empecé para la campaña navideña, que siempre la gente da más, pero
se alargó el contrato por un hecho inesperado: Rajoy anunció su reforma fiscal.
Una de las medidas de esta reforma fue el aumento de las deducciones por
colaborar con ONGs. Dejo claro ante todo que no me parece bien esta deducción
mientras se está reduciendo año tras año desde que empezó la crisis las
partidas presupuestarias a cooperación y desarrollo. No deja de ser bajarle el
impuesto a los ricos (aunque solidarios), como voy a explicar.

Pues
bien, llega la época de rentas, y vemos ya en nuestros borradores como viene
incluido la deducción. Pero ¿dónde está la trampa? La deducción no es lo mismo
que un impuesto negativo; el impuesto negativo es una devolución te salga lo
que te salga el resto de la declaración. En cambio la deducción sólo se aplica
si lógicamente tienes algo que pagar a Hacienda (y aun así, en este caso era
como máximo del 10% de la base, circunstancia de la que no informábamos salvo
que nos la preguntasen, es decir, nunca). Yo colaboro con una ONG, soy joven y
cobro poco, lo que me salía a pagar era menos que los mínimos personales y
familiares, por lo que la declaración me salía a devolver de las retenciones,
por lo tanto las colaboraciones que he hecho en 2015 a las ONGs no tienen
deducción alguna. No me sorprende, desde que trabajé en ese lugar ya advertí a
las responsables incluso a las visitas de la ONG que no todos van a
beneficiarse; no me hicieron demasiado caso, de hecho me echaron a la calle: no
me sentía cómodo mintiendo a la gente, y debía competir en recaudación con
compañeros que decían alegremente “¿por
qué no subes la cuota, si te lo van a devolver?”.
Finalmente
llega el día de hacer la declaración, no llega esa deducción, y he estado
mintiendo en nombre y por encargo de una ONG a muchísima gente, así que sólo me
queda pedir disculpas a aquella abuelita que nunca declaraba a Hacienda,
diciéndole que si declara le devuelven; a aquel parado que sin tener un puto
duro quiso dar un poquito más porque se lo devolvían y así podía colaborar más…
A toda esta gente debo pedir disculpas en la parte que me toca, y aconsejarles
que dejen de colaborar con una ONG que le ha engañado. La confianza en las ONGs
es básica, y algunas vendieron la confianza de sus socios por dos duros.
Por
último, no sería justo meter todas las ONGs en el mismo saco. Yo por ejemplo
colaboro con Médicos sin Fronteras y ellos hasta lo que conozco no han querido
entrar en el trapo; se limitaron a informar de las nuevas deducciones, pero
omitieron estos métodos engañosos y tan ruines. Y la ONG con la que estuve
engañando a la gente es Oxfam Intermón; si no lo digo reviento. No es la única,
en la misma empresa otras ONGs se habían apuntado al carro o tenían previsto
hacer similar campaña de llamadas telefónicas, pero como no tengo constancia de
que al final se hiciese no diré su nombre.
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En este país no te puedes fiar ni de tu sobra.
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